¿Alguna vez sentiste que un simple beso en la frente puede decir más que mil palabras? Es algo tan natural, tan instintivo… Como si supiéramos, desde el alma, que ese gesto suave lleva consuelo, amor y presencia.
Cuando besamos a alguien en el centro de la frente —justo entre las cejas— no sólo estamos dando un mimo. Estamos activando algo mucho más profundo: el llamado tercer ojo, ese punto energético que conecta con la intuición, la calma y el bienestar interior.
Ese beso que nos daban nuestras abuelas cuando éramos niños, que nos envolvía en una sensación de cuidado y protección... Hoy entendemos que ese gesto tan simple toca partes de nuestro ser que nos hacen bien. Físicamente, despierta las glándulas pineal y pituitaria, que se relacionan con el sueño, la serenidad, la euforia y la paz.
Un beso en la frente es más que un acto de cariño. Es una forma de energía amorosa que se transmite con suavidad, con calor, con intención.
Por eso, te invito a regalarlo. A hacerlo con presencia, con gratitud y con ternura. A tus hijos, a tu pareja, a tus amigas, a quien sientas que necesita ese abrazo invisible en forma de beso.
Pequeños gestos, grandes memorias.
Se los quiere.
Marian